Carlos viene a mi consulta porque ha decidido “dejar de ser valiente”. Ha intentado todo lo que estaba a su alcance para no tener ansiedad y cumplir con la norma más repetida por su familia y amigos: “Tienes que ser valiente”. 

Carlos no quiere seguir más la norma y decide venir a terapia. 

Laura me cuenta en su primera sesión que “es tonta”. Ha cumplido 16 años y no entiende lo que le sucede. “Son cosas normales de la edad, con el tiempo aprendes y se pasa”, le dicen. Lleva  más de un año esperando que el tiempo cambie algo mientras disimula su malestar.

Laura se ha cansado de fingir y ha elegido venir a terapia.

Macarena y Luis son esa típica pareja que a la hora de poner límites a su hijo, de repartir las tareas o decidir cómo serán las vacaciones y las Navidades, se pelean. No paran de escuchar que “es normal, que la media de conflictos aumenta en una pareja con hijos”. 

Macarena y Luis están desilusionados, se rinden, que le pase a la media no mitiga lo que sienten, y deciden venir a terapia.

Pablo tiene una vida modelo pero desde hace un tiempo siente algo que no sabe qué es. Lo describe como una especie de vacío y le surgen preguntas que hasta ahora no se había hecho. Cuando lo habla con sus amigos, recibe todo tipo de consejos como hacer deporte, viajar y salir de copas, porque cuando uno se jubila, “sentir eso  es normal“. 

A Pablo ya no le valen los consejos, quiere respuestas, acude a terapia. 

Carlos está tratando su fobia con kinesiología y ya casi no tiene ansiedad. Con Laura analizamos su dependencia emocional en la terapia hablada. Macarena y Luis están aprendiendo a ser un equipo en la terapia de pareja y Pablo está conectando con su potencial gracias al análisis de sus sueños.